No es justo. La vida en sí, es una injusticia. A las personas buenas, siempre le pasan cosas malas, y a la inversa. Es una contradicción absurda, pero es así. Me incluyo en el grupo de las que salen siempre perdiendo, y en sí, me considero una buena persona. Soy de las que intentan caerle bien a todos, aunque nunca lo consiga. De esas que no soportan estar peleadas con las personas que más quieren, y que van detrás, arrastrándose, hasta que la otra persona le perdona, aunque se ría mil veces antes en su cara por lo patética que pueda resultar. De las que perdonan errores casi imperdonables. De las que se enamoran loca, y perdidamente, y continúan enamoradas aunque le den cien palos a la espalda. De las que sueña con enviar una enorme cantidad de dinero a aquellas personas que más lo necesitan y que van a saber aprovecharlo de la mejor forma para luchar por su vida y no por sus caprichos. De las que imaginan, sueñan despiertas, y tienen miles de metas y esperanzas en la vida. De las que fingen estar bien, aunque se mueran por dentro, por el simple echo de no amargarle el día a los demás. De las que se caen 100 veces, y se levantan 101. Soy de esas, pero no del montón, y supongo, o quiero suponer que aquel que actúa de corazón algún día sera recompensado.
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